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El
extraño visitante
(Variación
sobre un tema de Franz Kafka)
René Avilés Favila
Escritor
[ Ciudad de México, 1940. Docente de la Facultad
de Ciencias Políticas de la UNAM desde 1975 y, desde 1976, profesor
de tiempo completo en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)
- Xochimilco. La obra literaria de René Avilés Fabila abarca
diversos géneros. Entre sus novelas destacan: Tantadel, La canción
de Odette, El gran Solitario de Palacio y Réquiem por un
suicida. Como cuentista ha escrito cerca de medio millar que están
compendiados en las obras que llevan por título Fantasías
en carrusel y Todo el amor. Es autor también de tres
libros autobiográficos: Memorias de un comunista, Recordanzas
y Nuevas recordanzas. Dentro del periodismo
ha desarrollado una amplia y larga labor.
Ha sido colaborador de periódicos mexicanos de circulación
nacional como El Día, El Universal, El Nacional, Diario de México
y fundador del Unomásuno. Fue editorialista de Excélsior
(1981-1998), diario en el que dirigió su sección cultural
(1984-1986) y donde fundó el suplemento cultural El Buho
(1985-1999). Destacan también sus artículos para revistas
mexicanas e internacionales. Actualmente colabora en la revista Siempre!,
en el periódico La Crisis, en la página editorial
del sitio www.todito.com, y desde 1999 es fundador y director de
la revista cultural Universo de El Búho.
Ha recibido diversos reconocimientos, homenajes y premios por su obra
literaria como el Premio Nacional de Periodismo, otorgado por el Gobierno
de la República Mexicana por divulgación cultural (1991);
el Premio Nacional de Periodismo del Club de Periodistas de México
en 1990 por El Búho, como mejor suplemento cultural y en
1992 por artículo de fondo; el Premio Colima por su libro de cuentos
Los animales prodigiosos, como mejor obra narrativa publicada (1997),
así como la mención que le concedió el jurado de Casa
de las Américas por su cuento La desaparición de Hollywood
(1972).
Desde 2001 el Grupo editorial Patria Cultural, a través de Nueva
Imagen, publica sus Obras completas. ]
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Nunca supe de dónde ni cómo llegó, pero el animal
mitad cordero mitad gato se me presentó varias veces. En un principio
más que sorpresa tuve pánico. Apareció de noche en la sala de mi casa.
Su extraña figura lucía inexorablemente sobrenatural, quizá por la oscuridad
que dominaba a los restos de luz. Al prender el foco, escapó sin darme
tiempo a observarlo. La segunda visita fue en el estudio, también realizada
al amparo nocturno (prueba de que su parte gato predominaba). El escaso
brillo de una lámpara me permitió ver, no sin dificultad, a aquel ser
cuyos ojos despedían repetidos fulgores verdes maravillosos. Estaba yo
sentado, leyendo; empujó la puerta entreabierta y asomó la cabeza. En
esta ocasión me miró fija y detenidamente, permitiéndome analizarlo, para
enseguida, no con la velocidad deseada por su parte felina, desaparecer
con la rapidez que le permitía la parte cordero.
Medité sobre el caso y concluí que el animal era
incapaz de hacer daño alguno. Sin embargo, no comprendí el significado
de sus visitas.
Transcurrió una semana completa antes de volver
a encontrar al visitante nocturno. Estaba a punto de meterme en la cama,
hojeaba un libro, sentado en la orilla, cuando el animal penetró lleno
de una confianza no manifestada las veces anteriores. Ronroneando llegó
a mí para restregar su gatuna cabeza contra mis piernas, mientras que
la mitad cordero, aún tímida, guardaba distancias. No supe cómo reaccionar:
echarle fuera de la casa, aceptar sus caricias o, tal vez, venderlo a
un espectáculo circense. La bestia, como si adivinara mis titubeos, retrocedía
poco a poco, dando pasitos, sin dejar de mirarme con tristeza. Luego desapareció.
Durante largo rato estuve pensativo, aletargado. Al salir del trance pude
advertir el suceso. Fui a la calle en ansiosa búsqueda. Se había esfumado
y ni rastros de él. Mi conducta, vista con serenidad, resultó idéntica
a la de todos, para quienes a fin de cuentas el visitante sólo era una
rareza zoológica indigna de afecto.
Ahora, sabiendo que el extraño no volverá a ofrecerme
su amistad, por las noches alimento frágiles
esperanzas y dejo abiertas puertas y ventanas.
Tomado de Fantasías en carrusel, vol. I, México, Nueva Imagen, 2002 (Obras Completas)
© René Avilés Favila, 2002
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